Era el último domingo de adviento cuando lo encontró. Lucía en una esquina de un puestecillo discreto, al final del paseo. De alas cortas y algodonosas, el ángel de aquella tarjeta postal vestía de azul celeste, y le miraba con una carita sonrosada como la suya propia. Los rizos de oro le parecieron verdaderos rayos de sol.Páxinas
"Non hai ningunha lectura perigosa. O mal non entra nunca pola intelixencia cando o corazón está san"
Jacinto Benavente
Jacinto Benavente
26/12/08
Gemma Pellicer
Era el último domingo de adviento cuando lo encontró. Lucía en una esquina de un puestecillo discreto, al final del paseo. De alas cortas y algodonosas, el ángel de aquella tarjeta postal vestía de azul celeste, y le miraba con una carita sonrosada como la suya propia. Los rizos de oro le parecieron verdaderos rayos de sol.
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