Blog da Biblioteca do IES de Curtis

21/7/10


(…) Me he acostumbrado a algunas rutinas para disimular. No es agradable olvidar las cosas más elementales. Practico algunos truquillos antialzhéimer: dejar la americana colgada en una silla puesta en medio del pasillo, repasar el abecedario de arriba abajo hasta dar con la letra inicial del nombre que busco, no separarme nunca de mi agenda semanal ni de mi cuadernillo blanco. (...) Hay momentos en que no recuerdo qué he de hacer al cabo de media hora, pero recuerdo muy bien qué hice años atrás. La memoria musical es excelente y la poética casi también (...) Los recuerdos se borran, los sentimientos no. (...)

En mi dietario personal anoté el 4 de febrero del 2008 que empezaba a tener sentido aquello que hasta ahora me molestaba tanto, que llamen demencia a mi enfermedad. Pensaba que la gente --médicos incluidos-- tiene tanto miedo de la enfermedad que prefieren encapsularla con un nombre que distinga claramente entre locos y cuerdos (...) Así, si alguien pierde la memoria es lo mismo que si pierde la cabeza. No rige. Evidentemente, perder la memoria tiene que ver con la mente. Pero, no sé cómo decirlo: un respeto, ¿no? (...)

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