Del ardor de la tierra calcinada
nos guarda un río que se nutre
con las constantes lluvias generosas.
Bajo sus árboles hicimos alto
y doblaban sus ramas protegiéndonos
igual que las nodrizas con los niños.
Para calmar la sed
nos ofrecía el río un agua fresca
más dulce que la charla del amigo.
Impedían los árboles que el sol
nos viese cara a cara, lo velaban,
y el paso de la brisa permitían.
Los guijarros del río se asustaban
de las doncellas de joyas adornadas,
y estas tocan con sus manos
sus collares de perlas bien colocadas.
Iba dirigida a Zaynab bint Ziyad al Muadbid nacida en Guadix. Participaba, al igual que su hermana en reuniones literarias donde era admirada por su talento y su genio. Escribía poemas y los recitaba, pero no conocemos ninguno de ellos. Debió sin embargo ser una mujer relevante ya que los libros de diferentes autores dan noticias de ella.
Nos las podemos imaginar participando en las veladas poéticas que se celebraban al aire libre en jardines o fincas de recreo de los alrededores de Guadix, o más ocasionalmente en las casas de los poetas o en los baños. Estos encuentros eran un homenaje a los sentidos, ya que se recitaban poemas mientras se deleitaba el paladar con dulces y té, sonaba la música a la luz de los candiles y se aspiraba el aroma de los inciensos.
nos guarda un río que se nutre
con las constantes lluvias generosas.
Bajo sus árboles hicimos alto
y doblaban sus ramas protegiéndonos
igual que las nodrizas con los niños.
Para calmar la sed
nos ofrecía el río un agua fresca
más dulce que la charla del amigo.
Impedían los árboles que el sol
nos viese cara a cara, lo velaban,
y el paso de la brisa permitían.
Los guijarros del río se asustaban
de las doncellas de joyas adornadas,
y estas tocan con sus manos
sus collares de perlas bien colocadas.
Iba dirigida a Zaynab bint Ziyad al Muadbid nacida en Guadix. Participaba, al igual que su hermana en reuniones literarias donde era admirada por su talento y su genio. Escribía poemas y los recitaba, pero no conocemos ninguno de ellos. Debió sin embargo ser una mujer relevante ya que los libros de diferentes autores dan noticias de ella.
Nos las podemos imaginar participando en las veladas poéticas que se celebraban al aire libre en jardines o fincas de recreo de los alrededores de Guadix, o más ocasionalmente en las casas de los poetas o en los baños. Estos encuentros eran un homenaje a los sentidos, ya que se recitaban poemas mientras se deleitaba el paladar con dulces y té, sonaba la música a la luz de los candiles y se aspiraba el aroma de los inciensos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario