Ocurre a veces que la mano toca
el cielo y no lo sabe.
Estaba Dios aquí. ¿Lo habéis sentido?
Estaba en la sonrisa de aquella flor del cáncer.
Ella no lo sabía del todo, pero a veces
le exaltaban tumultos de Dios por todas
partes.
Tanto que repartía Dios en cada mirada.
Tanto que entre las sábanas le crecía,
abrazándole,
y se llenaba toda de un Dios multiplicado
como se llena una hostia grande.
Ocurre a veces que la mano toca
más allá de la muerte y no lo sabe.
Estaba Dios aquí. ¿No lo habéis visto?
Y al callarnos se oía
la Eternidad crujiéndole en la sangre.
Francisco Garfias
Páxinas
"Non hai ningunha lectura perigosa. O mal non entra nunca pola intelixencia cando o corazón está san"
Jacinto Benavente
Jacinto Benavente
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