“Mª Jesús Gil ha citado a Álvaro Cunqueiro, uno de los grandes escritores que ha dado Galicia, con esa definición maravillosa, tan útil para expresar la necesidad de la lectura: el hombre precisa en primer lugar, como quien bebe agua, beber sueños. ¡Beber sueños como quien bebe agua!
Palabras semejantes a las de Cunqueiro las encontramos también en Paul Auster, en el discurso de recepción del Premio Príncipe de Asturias de las Letras del año 2006: Necesitamos historias casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten –en la página impresa o en la pantalla de la televisión– resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.
Y, hace solo unos meses, Juan José Millás reiteraba la misma idea en una de sus columnas para el diario EL PAÍS: Desde que el mundo es mundo, mientras unos amasan el pan que comemos por la mañana, otros urden las historias que devoramos por la noche. Estamos hechos de pan y de novelas.
[...]
Porque la lectura es un placer que se contagia, y quizá solo pueden transmitirlo quienes antes hayan experimentado en su carne ese mismo placer.
[…]
La lectura no solo nos ayuda a crecer como personas, sino que también es imprescindible para construir una sociedad mejor, más justa, con ciudadanos críticos y responsables. Aunque en muchas ocasiones escuchamos análisis sombríos, yo prefiero fijarme en los muchos síntomas que invitan a la esperanza. La infancia y la juventud nunca tanto leyeron como hoy; Internet está siendo un inesperado aliado en la extensión de la lectura; los libros de calidad nunca fueron tan numerosos, como constatamos en nuestros paseos por los stands de la Feria.
Pero la lectura es un placer que exige tiempo y constancia. Por eso su promoción tiene que formar parte de las prioridades estratégicas de cualquier sociedad democrática. Es importante que las administraciones apoyen de una manera decidida leyes y medidas que favorezcan la biodiversidad cultural, tanto a través del libro de papel como a través de la Red. Por eso es urgente y necesaria esta revolución silenciosa en la que tantas personas andamos embarcadas. La revolución de la lectura, imprescindible para conseguir una sociedad más democrática, más justa, más feliz”.
Estas palabras son parte do discurso pronunciado por Agustín Fernández Paz o 29 de novembro na FIL de Guadalajara (Méjico) con motivo da recepción do Premio Iberoamericano de Literatura Infantil e Xuvenil.
Dende a Biblioteca Sarmiento transmitímosche a nosa gratitude, Agustín, por dares a beber soños a tantas xeracións de lectores e lectoras. Confiamos que han contribuír á necesaria construción desa sociedade máis democrática, máis xusta e máis feliz.
Palabras semejantes a las de Cunqueiro las encontramos también en Paul Auster, en el discurso de recepción del Premio Príncipe de Asturias de las Letras del año 2006: Necesitamos historias casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten –en la página impresa o en la pantalla de la televisión– resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.
Y, hace solo unos meses, Juan José Millás reiteraba la misma idea en una de sus columnas para el diario EL PAÍS: Desde que el mundo es mundo, mientras unos amasan el pan que comemos por la mañana, otros urden las historias que devoramos por la noche. Estamos hechos de pan y de novelas.
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Porque la lectura es un placer que se contagia, y quizá solo pueden transmitirlo quienes antes hayan experimentado en su carne ese mismo placer.
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La lectura no solo nos ayuda a crecer como personas, sino que también es imprescindible para construir una sociedad mejor, más justa, con ciudadanos críticos y responsables. Aunque en muchas ocasiones escuchamos análisis sombríos, yo prefiero fijarme en los muchos síntomas que invitan a la esperanza. La infancia y la juventud nunca tanto leyeron como hoy; Internet está siendo un inesperado aliado en la extensión de la lectura; los libros de calidad nunca fueron tan numerosos, como constatamos en nuestros paseos por los stands de la Feria.
Pero la lectura es un placer que exige tiempo y constancia. Por eso su promoción tiene que formar parte de las prioridades estratégicas de cualquier sociedad democrática. Es importante que las administraciones apoyen de una manera decidida leyes y medidas que favorezcan la biodiversidad cultural, tanto a través del libro de papel como a través de la Red. Por eso es urgente y necesaria esta revolución silenciosa en la que tantas personas andamos embarcadas. La revolución de la lectura, imprescindible para conseguir una sociedad más democrática, más justa, más feliz”.
Estas palabras son parte do discurso pronunciado por Agustín Fernández Paz o 29 de novembro na FIL de Guadalajara (Méjico) con motivo da recepción do Premio Iberoamericano de Literatura Infantil e Xuvenil.
Dende a Biblioteca Sarmiento transmitímosche a nosa gratitude, Agustín, por dares a beber soños a tantas xeracións de lectores e lectoras. Confiamos que han contribuír á necesaria construción desa sociedade máis democrática, máis xusta e máis feliz.
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