- Un peatón que me ha increpado. Hay que estar pronto a contestar a este gente, porque...
Se interrumpió para asomarse nuevamente a la ventanilla y vociferar:- ¡Al pesebre, canalla! ¡Lleva tu mano, imbécil! ¡Uncido a un carro estarías mejor que guiando tu coche!Siguió hablándome:- Esto es lo que más trabajo me ha costado aprender: la respuesta rápida, el insulto pronto. Es lo más difícil del automovilismo. En un casino, en la acera, en el teatro, en una reunión cualquiera, puede usted devolver un insulto acertada y cómodamente, porque siempre dispone de algún tiempo para pensarlo. Pero cuando se va en un auto no, porque todo es demasiado fugaz. Especialmente si le insultan desde otro auto que se cruza con el de usted. Y es lo grave que ningún otro hombre tiene que afrontar mayores y más frecuentes ultrajes, porque al que va corriendo en un coche le insulta todo el mundo: los que van a píe, los que le miran desde los balcones y hasta los que pasan en otros coches, ya porque corren menos, ya porque corren más. Es muy duro; le digo a usted que es muy duro. Hay que dar respuesta adecuada a demasiada gente. Al principio yo insultaba a todos con la misma palabra; pero concluí por aburrirme. Ahora, después de estudiar un poco el Diccionario de la Lengua, tengo un repertorio bastante rico.
Abrió un paréntesis para replicar a otro conductor que lo increpaba:-¡Follón! ¡Calzonazos!
Ïbamos por la parte más concurrida de la ciudad. El caballero me rogó:- Tenga usted la bondad…, porque yo no doy abasto…Hágame el favor de insultar por la ventanilla de la derecha, mientras yo insulto por la de la izquierda…
- No se si sabré…
- Sin duelo…
- Pero ¿cuándo?...
- En estos momentos puede ir usted insultando siempre, porque siempre habrá alguno que le insulte o que le vaya a insultar. No tenga reparo.
Por la ventanilla de la derecha comencé a gritar:-¿Dónde llevas los ojos, cacatúa? ¡Cretino! ¡Golfo!Y él por la ventanilla de la izquierda:- ¡Bergante! ¡Malandrín! ¡Cascanueces! ”
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