Blog da Biblioteca do IES de Curtis: Voces robadas

16/3/10

Voces robadas


La guerra contada por un niño nos parece doblemente cruel porque nos habla de cómo la barbarie acaba con la inocencia. Los diarios escritos por chiquillos desde la Primera Guerra Mundial hasta Irak recogidos en el libro «Voces Robadas» son un emotivo documento. Aquí recogemos parte del diario de Zlata Filipović, una muchacha de 13 años en el asedio de Sarajevo.
5 de abril de 1992
Trato de concentrarme en hacer los deberes (lectura), pero no puedo. Algo está ocurriendo en la ciudad. Se pueden oír disparos desde las colinas. Desde Dobrinja salen columnas de personas. Intentan parar algo, pero ni ellos saben qué. Simplemente uno siente que algo va a suceder, algo muy malo. En la televisión veo a gente ante el edificio del Parlamento de Bosnia-Herzegovina. En la radio ponen una y otra vez la misma canción: «Sarajevo, mi amor». Todo esto es muy bonito, pero tengo un nudo en el estómago y ya no me puedo concentrar en mis deberes. ¡¡¡Tengo miedo de la guerra!!!
12 de abril de 1992
Las bombas están causando estragos en los barrios nuevos de la ciudad: Dobrinja, Mojmilo, Vojnicko Polje. Lo están destruyendo y quemando todo, la gente no sale de los refugios. Aquí, en el centro de la ciudad, donde vivimos nosotros, es distinto. Está tranquilo. La gente sale. Hoy ha hecho un bonito día de primavera. Nosotros también hemos salido. La calle de Vaso Miskin estaba llena de gente y de niños. Parecía una marcha pacífica. La gente salía para estar junta, nadie quiere la guerra. La gente quiere vivir y disfrutar como antes. Es lo natural, ¿no? ¿A quién le gusta o quiere la guerra, siendo lo peor que hay en el mundo?...
20 de abril de 1992
La guerra no es ninguna broma. Destruye, mata, quema, separa, hace desgraciada a la gente. Hoy han caído unas bombas terribles en Bascarsija, el antiguo centro de la ciudad. Explosiones terribles. Bajamos al sótano, al sótano frío, oscuro y asqueroso. Y el nuestro ni siquiera es muy seguro. Mamá, papá y yo estábamos allí agazapados, abrazados los tres en un rincón que parecía algo más seguro. Cuando estaba en la oscuridad y sentía el calor de los brazos de mis padres, pensé en abandonar Sarajevo. Todos piensan en hacerlo, y yo también. No soportaría irme sola, abandonar a papá y a mamá, a la abuela y al abuelo. Y el irme sola con mamá no arregla las cosas. Lo mejor sería que nos fuésemos los tres. Pero papá no puede irse. Así pues, he decidido que nos quedaremos aquí juntos. Mañana le diré a Keka que una debe ser valiente y permanecer con aquellos a los que quiere y que le quieren.
7 de mayo de 1992
Estaba casi segura de que la guerra terminaría, pero hoy... Hoy ha caído una bomba en el parque, delante de mi casa, el parque donde iba a jugar con mis amigas. Hubo muchos heridos. Por lo que he oído, entre los heridos están Jaca, la madre de Jaca, Selma, Nina, nuestro vecino Dado y quién sabe cuántas personas más que estaban en el parque. Dado, Jaca y su madre han salido del hospital y ya están en casa, Selma ha perdido un riñón, pero no sé cómo se encuentra, porque todavía está en el hospital. Y NINA HA MUERTO. Un trozo de metralla se le incrustó en el cerebro y murió. Era una niña tan dulce, tan encantadora. Fuimos juntas a la guardería y jugábamos juntas en el parque. ¿Es posible que nunca más vuelva a ver a Nina? Nina, una niña inocente de once años, ha sido víctima de una guerra estúpida...
5 de junio de 1992
Ya hace algún tiempo que estamos sin electricidad y no dejamos de pensar en la comida de la nevera. De todos modos no queda mucha. Sería una pena que se estropease. Hay carne, verduras y fruta. ¿Cómo podemos salvarla? Papá encontró un viejo hornillo de leña en el desván. Es tan viejo que resulta ridículo. En el sótano encontramos un poco de leña. Sacamos el hornillo al patio, lo hemos encendido y ahora intentamos salvar la comida de la nevera. Lo hemos cocinado todo, y reuniendo fuerzas con los Bobar, hemos hecho un festín. Había ternera y pollo, calamares, tarta de cerezas, pasteles de carne y patata. Había de todo. Pero es una pena ue tuviéramos que comerlo todo de una vez... Hemos limpiado las neveras y los congeladores. Quién sabe cuándo podremos volver a cocinar. La comida se está volviendo un gran problema en Sarajevo. No se puede comprar nada, e incluso los cigarrillos y el café escasean. Se están gastando.

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