Blog da Biblioteca do IES de Curtis: Tanta hostia y tanto colorín

30/7/09

Tanta hostia y tanto colorín

Estrellas y tachuelas

Las estrellas refulgen en el cielo
como tachuelas
en la chupa de un heavy,
pero a mí ahora mismo no me dicen nada,
me dice más el silencio
de estas calles espejeantes
por el primer chaparrón otoñal.
Las farolas se miran en los charcos
y más de una ventana encendida también.
Es probable
que detrás de alguna de ellas
se esté desnudando
poco a poco una mujer,
mientras observa no sin curiosidad
a ese hombre cabizbajo que atraviesa la calle
como con pinta de no saber a dónde ir.
Hasta es posible que desee que esté allí.
Todo esto son sólo especulaciones
sin ninguna base real, lo sé,
pero me sirven
-de hecho me ha servido ya-
para llegar acompañado hasta el portal.

3 comentarios:

Curtisbiblio dijo...

Karmelo C. Iribarren nació en San Sebastián-Donostia en 1959. Ha publicado el cuaderno Bares y noches (Ateneo Obrero de Gijón, 1993) y los libros La condición urbana (Renacimiento, 1995), Serie B (Renacimiento, 1998), Desde el fondo de la barra (Línea de fuego, 1999), Gainontzekoa, kontuak dira (antología en euskera, Erein, 2000), La ciudad (antología, Renacimiento, 2002), y La frontera y otros poemas (Renacimiento, 2005).
Su poesía completa apareció en esta misma editorial en el año 2005, bajo el título Seguro que esta historia te suena. Es autor también de El tamaño de los sueños (Anaya, 2006), una antología de poemas de amor para jóvenes. Ola de frío es su último libro de poema

Curtisbiblio dijo...

Ola de frío es, probablemente el mejor de los libros de poesía . Poesía contundente que alcanza al lector y lo convierte en cómplice.
Voy como suelo ir siempre / en invierno: gorra, chupa / de cuero, zapatos negros / de verdad, el paraguas a modo / de bastón. Muevo un poco / la cabeza y veo mi reflejo / en el cristal de una boutique. / Hago un alto y me observo. / Parece que me confundido / de plató, pero me gusta lo que veo. / Sí, un tipo sólido, sobrio, serio, / de los que ya no se ven. /Sigo andando hacia La Concha./ Tanta hostia y tanto colorín.

Curtisbiblio dijo...

El recorrido por las calles donostiarras que configuran el mapa de su análisis contrasta los distintos espacios, desde el barrio viejo hasta las avenidas con los escaparates en que el protagonista se ve reflejado -“tanta hostia y tanto colorín”- y que en su diversidad permiten la evocación del pasado, la proyección de una manera particular y ácida de ver la realidad y también la alusión suficiente a la circunstancia política desasosegante -“Mi país”, “Bala implícita”-.

Irónico a ratos, corrosivo a menudo, el protagonista de Iribarren se manifiesta como un elegíaco de casta, como un resistente que ama la vida, que recibe la seducción de un escenario, de un recuerdo, de ciertas epifanías instantáneas en forma de miradas de mujeres y que, siempre, con la ayuda cómplice de “mi amiga la memoria,/ que ha borrado bastante de lo peor”, sabe esquivar la tentación malsana de la autocompasión y refugiarse de la intemperie del tiempo bajo el cobijo de los afectos: “Que vengan/ esas grandes preguntas, que ya tengo mis respuestas:/ el viento/ y la lluvia/ ahí fuera,// y aquí/ al lado/ tu respiración”.

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