El libro es una joya y está muy bien escrito, la historia trae nostalgias de veranos infantiles, historias contadas por algunos mayores, que vivieron la guerra civil en la infancia, y para , algunos de ellos, un año sin escuela fue un regalo inesperado.
La Venecia de la novela está fuera de su ubicación geográfica Wlodzimierz Odojewski, sitúa la acción en el campo checo donde el sueño de un niño, Marek, de visitar Venecia se frustra por el comienzo de la II Guerra Mundial. Encerrado en la casa de campo y con la necesidad del juego como obligada distracción construirá su propia urbe acuática. La rotura de una tubería, que confunden con una fuente de agua natural inundará el sótano. La fantasía infantil descubrirá una ciudad inesperada cargada de imágenes sugerentes a unos cuantos escalones de su habitación. La Venecia soñada por el joven se convierte en el refugio de toda la familia y ayuda a aislar de la trágica situación que asola el país.
No es una novela alegre pero sí muy tierna. La presencia creciente de la guerra, insinuada primero en los silencios de los mayores, en las conversaciones a escondidas, y después irrumpiendo con toda su brutalidad, marca un tono de fondo realista y triste. Pero la ternura con la que está escrito equilibra perfectamente los distintos tonos y completa una novela, corta e intensa.
No es una novela alegre pero sí muy tierna. La presencia creciente de la guerra, insinuada primero en los silencios de los mayores, en las conversaciones a escondidas, y después irrumpiendo con toda su brutalidad, marca un tono de fondo realista y triste. Pero la ternura con la que está escrito equilibra perfectamente los distintos tonos y completa una novela, corta e intensa.
1 comentario:
La historia transcurre en el verano de 1939 en Polonia. A Marek, que va a cumplir diez años, le han prometido unas vacaciones en Venecia y es su máxima ilusión ya que desde siempre adora la ciudad que flota, lo sabe todo de sus palacios, sus canales, y sus calles, y la ha recorrido mil veces en su imaginación. Pero con todo listo, la guerra estalla, el padre se tiene que incorporar a filas y la madre anula el viaje. En lugar de Venecia, Marek irá a la campiña, a casa de la tía Weronika, una tía un poco especial. Y aunque el tiempo pasa lentamente, y la guerra va haciendo poco a poco acto de presencia, un pequeño milagro se produce. Será Venecia la que venga a la casa. En la amplia bodega de la casa aparece una fuente que irá inundándola poco a poco, mientras los niños van construyendo un espacio mágico donde los muebles se convierten en las plazas y por donde se deslizan navegando alegremente en góndolas improvisadas.
Es una historia tierna y delicada sobre el fin de la infancia, llena de sensibilidad y a la vez de realismo. Odojewski mezcla el drama de la guerra con la mirada aún infantil de los niños, y crea un ambiente mágico en el que convive el despertar de los sentidos y la irrupción del dolor y de la muerte, con la mirada imaginativa y la creatividad de los pequeños. Y Venecia está siempre presente como ciudad soñada, reforzando esa característica tan suya de ser la ciudad más contada, imaginada o idealizada del mundo. Le basta a Marek, nos basta a todos nosotros con cerrar los ojos para poder recorrer sus calles, visitar San Marcos, o trazar el mapa retorcido y serpenteante de sus canales. Así, también los adultos se implicarán en el juego de los niños, y con la complicidad de ese pequeño rincón de imaginación, olvidarán aunque sea por momentos, lo que pasa afuera.
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