Páxinas
"Non hai ningunha lectura perigosa. O mal non entra nunca pola intelixencia cando o corazón está san"
Jacinto Benavente
Jacinto Benavente
16/4/10
Ya le oyes a papá, cuando la República un guirigay, no había quien se entendiese, que ¿por qué?, hijo mío no seas cerril, pues porque no había autoridad, que para que te hagas una idea, es lo mismo que si un día les decimos a Mario, Menchu, Alvaro, Borja y Aran, hala, comer lo que queráis, chillar a vuestro antojo, acostaros a la hora que os dé la gana, sois los amos de la casa, mandáis lo mismo que papá y mamá, ¿imaginas el desbarajuste?
Q]ue si tu dices "no me gusta pero acepto la decisión de la mayoría", pues todos contentos, fijo, que después de todo, esa es la democracia si no te he entendido mal. [P]ara vivir en el mundo hay que ser más flexible, tener un poquito de correa, que mucho predicar la tolerancia y después hacéis lo que os da la realísima gana
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2 comentarios:
Esta idea de la autoridad que recurre a la violencia institucionalizada la comparte también Phyllis Zatlin Boring con el mismo ejemplo del guardia que golpea a Mario cuando éste se cae de la bicicleta:
Carmen es una buena madre, según ella, porque obedece y hace obedecer a sus hijos, ya que la casa donde mandan los padres es como si mandara el Estado. Phyllis Zatlin Boring en su estudio sobre la madre española en dos obras de Delibes, Cinco horas con Mario y El príncipe destronado, señala la paradoja de la madre implacable con su familia como respuesta a la represión social que sufre, llegando en ocasiones a convertirse en una tirana como en el caso de Doña Perfecta o Bernarda Alba y, a esta categoría corresponde Carmen:
La alianza con la Iglesia y la oposición al progreso que se refiere Zatlin encajan con Carmen la cual a lo largo de toda la novela nos recuerda que España destaca en el mundo por su moralidad y no por los inventos, que es cosa de extranjeros, o sea pernicioso. La salvedad es que el gobierno franquista delegaba la autoridad de la casa al padre, pater familias, y la de la madre estaba supeditada a la del padre. En el caso de Carmen y Mario al no hacer Mario uso de su autoridad es Carmen la que hace obedecer a los hijos en nombre del orden. De esta idea del orden que Carmen tiene salen las observaciones políticas que hace sobre la República y la democracia; ideas obviamente tomadas de la propaganda oficial y de fuentes secundarias, ya que sabemos que Carmen no tiene mucha escolaridad. Según Carmen, tanto la República como la democracia son nefastas precisamente por la falta de orden, aspecto intolerable para una familia:
La referencia política del desorden de la República viene de su padre, el cual sabemos por la misma Carmen que fue siempre monárquico; ésta increpa a Mario con una pregunta retórica, porque sabe que al estar muerto no puede responderle, y se responde a sí misma con el ejemplo de la familia. Carmen transgiversa el sentido de las palabras para su propio beneficio, siempre teniendo en cuenta que su educación política le viene de otras fuentes ya que ella no tiene consciencia política ni opinión propia formada. Acto seguido, Carmen pasa a recordar cuando Mario se negó a firmar las actas de las votaciones. Carmen se apropia del discurso de Mario para el propósito contrario
La maniobra de Carmen es quedar libre de culpa ya que no solamente le roba el discurso a Mario, sino que usa la falsa molestia para desentenderse de su interpretación al decir "si no te he entendido mal"(110). Esta táctica es la que usa precisamente para auto-exculparse de su intento fallido de adulterio con Paco. A lo largo de la novela Carmen nos ha ido hablando de Paco, sobretodo de su meteórico ascenso socio-económico, y de los encuentros "casuales" en la parada de autobús. Carmen nos para el desenlace final, la confesión a Mario de su fallido adulterio con Paco. Sin lugar a dudas Carmen se siente deslumbrada desde el principio por las adquisiciones materiales, sobre todo el coche, de Paco debido a su nueva clase social de nuevo rico. A Carmen le gustaba Paco de joven pero se abstuvo de salir con él ya que era de clase obrera:
“Ya le oyes a papá, cuando la República un guirigay, no había quien se entendiese, que ¿por qué?, hijo mío no seas cerril, pues porque no había autoridad, que para que te hagas una idea, es lo mismo que si un día les decimos a Mario, Menchu, Alvaro, Borja y Aran, hala, comer lo que queráis, chillar a vuestro antojo, acostaros a la hora que os dé la gana, sois los amos de la casa, mandáis lo mismo que papá y mamá, ¿imaginas el desbarajuste?”
Como se puede observar en este fragmento de texto de la obra “cinco horas con Mario” de Miguel Delibes, se aprecia una postura crítica en la época franquista hacia la república y la democracia en la que se recuerda de eses años pasados el desbarajuste, la poca formalidad y orden que existía en la república, estas son las ideas que intenta transmitir Carmen, la mujer de Mario, a sus hijos.
Se debe recordar que la época franquista como la dictadura que fue, estaba prohibido cualquier tipo de manifestación en contra del régimen político existente y en que las normas sociales eran muy valoradas, por eso en eses años podía existir esas postura críticas contra todos los sistemas políticos que no fueran franquistas, además la mayoría de las personas que buscaban ascender socialmente como Carmen no lo tenían nada fácil si se ponían en contra del régimen existente.
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